No sé si fue culpa de Daniel o de
Ro, pero de repente me vi con short y zapatillas (cañuelas de canario
incluidas) corriendo entre miles de personas como si el mundo se fuera a
acabar. Eran mis primeros 10k. Había leído todo lo que había que leer. “Cómo
correr 10k y no terminar vomitando”, “Cinco pasos para completar tus 10k”, “Las
recetas de Usain Bolt”-jajaja-, y todo lo que encontré en internet.
Me inscribí porque quería ver si
era capaz de correr 10 kilómetros. Pareciera poco, pero cuando vas en el
kilómetro cuatro tu cerebro te dice: “ya déjalo, no llegarás”. Al kilómetro
cinco el maldito cerebro nuevamente te traiciona con frases como “y todavía
falta la mitad”. Es horrible. Por eso lo mejor es ir escuchando música y
cantando xD. Pensar y hacer cálculos de cuánto falta es lo peor!!!
Al kilómetro ocho, cuando tus
piernas están a punto de quebrarse, tu cerebro por fin es tu amigo. “Vamos ctm,
queda poco”, me repetía a mí mismo… El apoyo de la gente anónima en las calles
también ayuda mucho. Aunque hay gente que te grita estupideces como “eres el último!” jajaja, pero no importa. Al cruzar la meta la emoción es casi orgásmica.
Me demoré 46 minutos. El desafío es con uno mismo. Ponerse metas y superarlas.
Mis segundos 10k fueron mejores. Fue una corrida nocturna y marqué 42 minutos 20 segundos. Y vamos por más… En lo que queda del año ocuparé
mi mente en mejorar mis tiempos, seguir corriendo, y no gastar tantos minutos y
tantas energías en lo que no vale la pena, incluyendo gente que no aporta nada.